Como jugador, no fuiste un galáctico, pero siendo un modesto central, te hiciste con el brazalete de capitán del equipo de tu tierra, tu Racing. Tu carrera no conoció más éxitos que el de luchar por la permanencia, o pelear por un puesto en equipos de inferior categoría.
De entrenador la historia se repitió, pero te hiciste un nombre en la máxima categoría del fútbol español a base coraje, orgullo, raza y humildad. Porque todo esto, es algo que falta hoy en día en Deporte Rey y la gente lo supo ver.
La vida se empeñó en darte una hostia tras otra, pero tú supiste parar esos golpe y seguir adelante.
Hoy, te llora el racinguismo, el sportinguismo, el levantinismo y seguramente el resto de equipos por donde pasaste. Todos te sentimos parte de nuestra historia, porque te ganaste a pulso, el respeto y cariño de todo el mundo del fútbol.
No recuerdo una pérdida en el mundo del deporte, que trascurridas unas horas apenas de tu marcha, haya recibido tantas muestras de cariño sin haber sido un galáctico de tu deporte. Por algo será Manolín, algún mérito tendrás, aunque todos sabemos que no te gustaban estos halagos.
Esta tarde, Santander, Gijón y Valencia, te rendirán un sentido homenaje. E incluso, Manolo, parece que por un día, por un solo día, tu Racing se comporta como un equipo de la categoría que nunca debió abandonar y pone su sede a disposición de tu familia para que se instale la capilla ardiente. También, todo parece indicar que tu féretro, será cubierto con las banderas de los equipos de tus amores, el Racing y el Sporting.
Espero, de todo corazón, que el equipo de tus amores salga adelante con el mismo arrojo y casta que tu nos acostumbraste a mostrar. Y espero de todo corazón, que tu confianza en AUPA, cediéndoles tus acciones, se vea recompensada y desde el cielo puedas ver a un Racing digno y de primera.
Honor Preciado, todo el honor del mundo para ti y que sepas que no te olvidaremos.
Descansa en paz.
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